![]() Este hecho se hace más comprensible si tenemos en cuenta que las frecuentes interrupciones de la respiración durante el sueño y los despertares violentos que provocan, someten al cerebro y al cuerpo a un gran estrés. Como resultado, el organismo necesita menos energía y el metabolismo de la glucosa disminuye.Įs un dato poco conocido, pero las personas que padecen apnea del sueño corren el riesgo de sufrir diabetes tipo 2. En estas fases se regulan los niveles de insulina, ya que en este momento el cerebro utiliza menos glucosa, la glándula pituitaria secreta menos corticoesteroides, la actividad nerviosa y muscular es menos activa, por lo que los requerimientos energéticos disminuyen. Esto es así porque las fases del sueño llamadas “sueño lento o profundo” son las más reparadoras y se relacionan directamente con cambios metabólicos y hormonales. Sin duda, dormir bien ayuda al páncreas a regular los niveles insulínicos en sangre y, por eso, es muy importante que la calidad del sueño sea buena todas las noches. Las personas con apnea suelen descansar mal, lo cual empeora el pronóstico de la diabetes, para el que la tiene, pero también predispone a padecer diabetes a aquel que no la tiene. Y, sobre todo, suele darse en personas obesas que durante el día tienen dificultades para mantenerse despiertos. Alrededor del 13 por ciento de los hombres y el 6 por ciento de las mujeres tienen apnea del sueño. Consiste, por tanto, en un ronquido nocturno severo acompañado de pausas respiratorias. La apnea del sueño se produce cuando las vías respiratorias de una persona se bloquean parcial o completamente durante el sueño, y como resultado, la respiración se interrumpe. Mientras tanto, seguiremos hablando particularmente de las dos enfermedades pulmonares que más relación tienen con la diabetes, la apnea del sueño y la EPOC. Y eso es así porque las enfermedades del aparato respiratorio, como la EPOC o el síndrome de apnea, se asocian con un incremento de la resistencia a la insulina y el consiguiente aumento de la prevalencia de alteraciones metabólicas.Įn términos científicos, la “neumopatía diabética” no existe, pero si hablamos de la retinopatía diabética o de la neuropatía diabética, es posible que en un futuro se pueda utilizar este término para denominar a las complicaciones derivadas de la diabetes que se dan en los pulmones. En otras palabras, las personas con diabetes respiran peor que las que no tienen la enfermedad. La diabetes, por sí misma, puede afectar de forma desfavorable a la función pulmonar y a la respiración durante el sueño. ![]() Sin embargo, conviene no olvidarnos de nuestros pulmones, ya que existe una relación entre la diabetes y las enfermedades pulmonares, especialmente el síndrome de apnea y la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Al paciente con diabetes siempre se le insiste en la importancia que tiene el cuidado de los pies, de la vista, de los riñones, pero no suele ser frecuente que el médico le pregunte si respira bien, ronca o se ahoga.
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